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Blanquita es una cinta que aborda un caso real de pederastia y la valentía de una joven

Blanquita, víctima de abuso sexual y testigo clave de un escándalo que involucró a niños, políticos y empresarios que participaron en fiestas sexuales, está en busca de un acto reparador y de justicia que se le ha negado, a partir de lo cual se construye la tragedia.

En la cinta Blanquita, con guion y dirección de Fernando Guzzoni, que se estrena en salas el jueves distribuida por Piano, una joven valiente de 18 años vive en un hogar de menores dirigido por el sacerdote Manuel, quien la acompaña, se solidariza y la sostiene cuando rompe con los pactos sociales y se vuelve incómoda para el poder, explicó el realizador chileno en charla con este medio.

La historia, basada en un hecho real, muestra un retrato doloroso, de terrible actualidad en torno a la pederastia, pero también de mucha valentía. Es decir, gira en torno a la impunidad, la ética difusa, la instrumentalización, la interpretación de la verdad, la impugnación al poder, la doble vida de una chica o de una chica que no tiene vida porque la suya fue usurpada por la calle, instituciones o por una violencia estructural que la aloja, sostuvo.

Este caso, destacó el director, fue muy mencionado y mediatizado; tiene muchos ángulos y ópticas para ser abordados. Desde que hice la investigación, durante más de un año, la testigo principal me pareció fascinante y una de las razones por las que decidí hacer una película tenía que ver con su carácter subversivo, porque no representaba una figura femenina santificada, pura, impoluta, lo que se suele reservar a lo femenino no sólo en la sociedad, sino también en la producción cultural en general, series o cintas.

Guzzoni detalló: Me pareció interesante cómo la joven instaló la idea de buscar justicia de manera no tan ortodoxa; esa tensión en el estatuto de verdad que plantea es una respuesta precisamente a la desidia de la justicia ordinaria, a la imposibilidad del acceso al Estado de derecho o a los derechos humanos… me fascinó la idea de la heroicidad, pero desde la doble moral; creo que hay un valor que nos interpela ética y moralmente respecto del dilema de este personaje.

Retórica inversa

En torno al papel del sacerdote, Guzzoni comentó que representa una retórica inversa de lo que uno está acostumbrado, porque la Iglesia está manchada por un historial de abusos sexuales en todo el mundo, casi sin excepción y aquí existe una paradoja en términos de un cura católico que persigue pederastas.

Es cierto que el sacerdote es un sujeto con vocación social, que en alguna medida ha consagrado su vida a esta lucha por niños en riesgo social pero, por otra parte, hay una cuota de mesianismo, narcisismo, megalomanía e instrumentalización en cómo se vincula a esta chica y al proceso; tampoco es puro, ni santo, sino un ser humano lleno de evoluciones y ambigüedades.

El director, quien cuenta en su filmografía con La colorina (2008), Carne de perro (2012) y Jesús (2016), comentó que conoció a la protagonista real del caso, luego de haber realizado su investigación y el guion.

No quería permearme ni sentir que tenía que hacer un retrato oficial, ni que fuera un ejercicio mimético de la realidad; no quería una película con un afán periodístico o histórico, sino entablar mis obsesiones y tesis en ese relato. A ella la conocí después y estaba agradecida del enfoque que tuvo la cinta.

Blanquita, coproducción de Netflix, Chile, Francia, Luxemburgo y México, ganó el premio al mejor guion en el Festival Internacional de Cine de Venecia 2022 y fue la selección de Chile para los premios Óscar. El elenco está conformado por Laura López (Blanquita), Alejandro Goic (padre Manuel), Ariel Grandón (Carlos), Amparo Noguera (Piedad), Nicolás Durán (Marcos), Daniela Ramírez (fiscal Lagos) y Marcelo Alonso (fiscal Herrera).

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